Es
fácil establecer que la situación económica en nuestro país y en muchos de
América latina no es la mejor, eso ha hecho que muchas personas se acomoden a
un estilo de vida, en el cual la mayoría se encuentra insatisfecha y se intenta mejorar y muchas veces
superar.
Es natural,
que todo sacrificio traiga sus
recompensas para aquel que trabaja duro; adquirir sus cosas poco a poco,
mejorar su nivel de ingresos y por consiguiente su nivel de vida, todo eso
acompañado de una buena planificación.
Algunas
otras personas quieren andar un poco más rápido, para aparentar o se dejan
arrastrar por el consumismo; ahí es donde comienzan a endeudarse y a recurrir a
préstamos innecesarios para tratar de impresionar a gente que muchas veces no le importamos.
El
extremo llega: “ser feliz por un día”, cuando recibe el dinero e infeliz todos
los días hasta que logres culminar con el pago del mismo. Los bancos y/o
acreedores se vuelven insistentes, cobran en las mañanas, en el almuerzo, en
las noches y hasta los domingos.
En
cierta ocasión un cliente acude a una entidad, después que le han hechos varios requerimientos para que cancelara
el saldo adeudado, este manifiesta la crisis por la que viene atravesando, pero
no da señales de querer pagar o refinanciar la deuda, a lo cual la invitan a
que llegue a un acuerdo y este dice: “por
qué me cobran si yo vengo a dar la cara”, la respuesta no se hizo esperar ¨no se trata de dar la cara, si no de
pagar¨.
Si
no nos gusta, que nos cobren los bancos, ni los paga diarios, debemos pensar
bien antes de endeudarnos, planificar es la palabra clave y tener una buena
educación financiera, de ésta manera ir creciendo seguro y sin preocupaciones,
para después no echarle la culpa de nuestros errores, a la familia, al país y
hasta el presidente.
Como
consuelo y para tranquilidad suya diga que: usted no es mala paga, sino que
paga mal, que no es lo mismo.
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