En la soledad de
mi habitación se escucha el estruendo de voladores y música por todos lados, vallenatos de antaño, porros, salsa y
merengues, entre otros. Es 31 de diciembre, aún quedan algunos minutos para escuchar Faltan cinco pa´las
doce, interpretada por Aníbal Velásquez, autoría de Nestor Zavarce, compositor
venezolano. Reconozco que siempre pensé que el autor de éste clásico era
nuestro Aníbal, aunque para mí, sea la mejor interpretación del himno de fin de
año.
Estos momentos
me hacen reflexionar sobre la vida y los seres humanos.
Cada día termina un año,
cada día hay un nuevo comienzo. Sin embargo es necesario un principio y un fin,
el alfa y el omega, para que haya un orden cronológico en nuestras vidas. Me
remonto entonces a los recuerdos, es necesario recurrir a ellos y la frase que
se les escucha a todos los que ya pasamos de 40 años, todo tiempo pasado fue
mejor, aunque a las nuevas generaciones no les sea de su agrado.
Esa, la era de
los abrazos, de las conversaciones cara a cara, de los pasteles de gallina, de
pavo y el toque especial, el cerdo (es el tocino el que le da el gusto decía mi
abuela Fausta) no es mentira, los pasteles de ahora son de pollo, sin cerdo y
no tienen el mismo sabor. En esos diciembres, no había cena de navidad, solo se
esperaba con ansias la llegada del niño Dios y el año nuevo, para vestir la
mejor ropa del año. Ese último día , niños, jóvenes y viejos desde muy
temprano amanecían con el ligero sabor
del festejo, festejo que se vivía minuto a minuto y a las 7 de la noche ya
todos bien cambiados salían a las
puertas de sus casas para lucir la ropa nueva que nos habían comprado. Se
disfrutaba en familia, no había tantas luces, ni arbolitos con tantos brillos y
tantos adornos, solo los pesebres, con los focos de varios colores, las
guirnaldas, la alegría y el entusiasmo que se manifestaba a las doce con los
abrazos para desear un feliz año a
todos.
En la actualidad
pareciera que los días vuelan, la gente no viven con intensidad las celebraciones,
a pesar de la alegría se ha perdido la esencia de celebrar en familia, cada
quien teléfono en mano, celebran mandando fotos para que todos los vean. Las
fechas especiales se alargan o se acortan, dependiendo del comercio, ahí los
medios de comunicación tienen una marcada influencia. Desde noviembre nos
anuncian que ya está cerca la navidad y apenas suenan los pitos, colocan música
de carnaval, cuando todavía falta la llegada de los Reyes magos.
Ya es 1 de enero
de 2019, el tiempo pasa impasible ante
la abrumadora agonía de esa vida agitada que ahora tenemos. Desde éste espacio
virtual deseo que éste nuevo año sea el
renacer de buenos y nuevos propósitos para valorar lo simple, lo sencillo, la
familia y el amor por todo lo que Dios nos regaló en paz y armonía. Feliz año nuevo para todos!!!
Por: Isabel P. Vargas Lara
Comunicadora Social
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