lunes, 23 de enero de 2017

Los viajeros



Sentados debajo de un árbol de mango, que se ha convertido en el punto de encuentro, comienza la conversación que se ha vuelto habitual los fines de semana. En medio de una charla calurosa se van agregando otros integrantes de la familia y al calor de unas cervezas heladas llamadas popularmente “frías”, comienza el recorrido imaginario de viajar... si de viajar, a medida que se van consumiendo las mismas, entre sorbo y sorbo, nos proyectamos a nuevos destinos. Enseguida grita Carmen: “No joda otra vez con lo mismo” y es verdad planeamos unos viajes que primero a Salamina, después a Tubará, a la playa, Santa Marta, Valledupar y  hasta Aruba llegamos.
Los hijos se alegran al escuchar nuestra conversación, también fantasean con su imaginación: “Paseos a caballos, caminar las fincas, despertar temprano con el olor a Café, tomarse un tinto, bañarse en el mar, que gran turista soy yo”
Con presupuesto incluido, integrantes y quienes nos recibirán, en los lugares a visitar, todo estaba dado para realizarlo, pero terminó el año 2016 y no se hizo realidad, para el otro año será.   
Las mujeres a pesar de la decepción, tienen las sillas dispuestas para que nos volvamos a sentar e insinúan si vamos  a tomar, porque saben que en ese sitio, comienza otra esperanza para su corazón. 
Cada trago es alentador porque esperan con ansias que comencemos a viajar. viajamos ahí sentados describiendo todo lo que puede pasar y ellas a nuestro lado aferradas a un santo para que esto pueda pasar.

    

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