Cuando
estamos muy pequeños, nuestros padres
esperan que pronto crezcamos para mandarnos a hacer los mandados a la tienda
más cercana, así ellos no tiene que salir y mucho menos dar la cara cuando de
fiar se trata. Al
llegar ese momento que con ilusión anhelamos, nos van dando responsabilidades
inicialmente muy pequeñas y a medida que nos vamos volviendo diestros,
incrementan el volumen de las compras.
Sabemos
contar y comprar y en ocasiones vemos la oportunidad de no entregar las vueltas
(os), por olvido o por querer apropiarnos de esas pocas monedas. En muchas
ocasiones se volvió costumbre esa práctica y muchas veces es festejado por los mayores, donde se
decía hasta con orgullo “ese pelao si es listo”.
Hoy
cuando la situación del país es un poco complicada en materia de seguridad
ciudadana, analizó que unos de los fenómenos de la criminalidad son entre
bandos ilegales y “amigos” que se unen para un acto delictivo y entre ellos se
matan… por inconformidad en la repartición del botín o alguno que no dio las
vueltas (os).
Por
lo anterior desde mi perspectiva, yo trato de contribuir a mi manera en este
problema desde mi hogar, pidiéndole a mis hijos cada vez que hacen un mandado
regresen las vueltas (os) aunque casi siempre se molesten.
Mi
padre siempre me lo exigió y creo que logró influir en mi forma de ver las
cosas y a rendir cuentas en todas las diligencias realizadas.
Con
esta acción pequeña con nuestros niños (as) quienes serán los hombres y mujeres
del mañana y con una suya, amigos lectores y de muchas más personas, lograremos
bajar los índices de inseguridad y de seguro tendríamos una ciudad más justa y
tolerante.
Muy bien
ResponderEliminarMuy bien
ResponderEliminarEra y es una estrategia para fomentar la honestidad y la transparencia
ResponderEliminarNuevamente sale a relucir el tema de valores dentro del seno familiar.
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