Como
atraídos por un imán comenzamos a llegar al sitio escogido, el patio de la casa
paterna, cuyo motivo era la celebración del cumpleaños número 75 de mí mamá,
alegría de todos (hijos, sobrinos, hermanas, nietos) porque hacía mucho tiempo no
nos reuníamos allí.
Ese
encuentro tocó las fibras de los presentes y comenzaron las remembranzas,
recuerdos en su mayoría agradables empezaron a florecer, cada uno hizo el suyo
durante un tiempo, que resultó bastante agradable.
Los
más pequeños estaban pendiente del postre y con sus travesuras divertían el
ambiente, esto trajo una añoranza: los niños quieren ser adultos y los adultos
en su edad mayor darían todo por volver a la juventud.
Resulta
ser cierto queremos adelantar el tiempo para explorar, aventurar y vivir, pero
hoy mis padres con una experiencia vivida, con su caminar pausado y lento,
quisieran retroceder el tiempo, para tratar de enmendar algunas cosas y mejorar
otras, y ya no se puede.
Sin
darse cuenta se pasan los años… años en los cuales se adquieren un cúmulo
importantes de conocimientos, hechos y situaciones vividas que les permite ser
como la ruta del camino, que con sus señales de advertencia y orientación
tratan de llevarnos al destino correcto, pero donde cada uno debe escoger y
transitar ese camino.
Mientras
eso transcurre, su sonrisa y atención en cada uno de los detalle para que todos
estemos a gusto, es sinónimo que le gustó celebrar ésta fecha con todos lo que
aquí estamos, con los ausentes y los que siempre la recuerdan.
Ojalá
mi madre, esté pensando como mi padre que cuando se acerca su cumpleaños, pide
que se le alargue 5 años más de vida y así cuando se vaya acercando a los 80,
vendrá 5 más y 5 más y 5 más.
Salud
y larga vida.
Así
que celebremos hoy. FELICIDADES
Que así sea.
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