Edgardo Ramón Puertas, Barranquillero residenciado en Venezuela. |
El
barranquillero que le toca emigrar a otros países en busca de oportunidades
laborales, o que va detrás del sueño americano, lleva como objetivo ser
valorado; con el enganche en un trabajo, empiezan su vida productiva en el país
de destino y cuando tienen una cierta estabilidad, comienza a enviar recursos
para su país, para su familia y para tener unos ahorros, porque la meta al
final es algún día regresar y morir de viejo en su tierra.
A
los países donde van se someten a sus reglas y se logran adaptar, a pesar que
se dice que el costeño es desordenado y bullero.
El
barranquillero tiene dos fechas especiales para regresar a su tierra, fin de
año y Carnavales, ésta última es la preferida por
muchos, sienten su identidad y dan rienda suelta a su idiosincrasia.
Algunos visitantes extranjeros que llegan a nuestra ciudad con el fin de conocer su
cultura y cómo la viven, vienen invitados o por lo que dijo algún amigo o compañero de trabajo de estas tierras; al
preguntársele por esa curiosidad responden que es la forma de ser “alegre y
descomplicada de vivir la vida” con ese sabor costeño que tanta fama tiene.
Al llegar algunos amigos y familiares que estaban en el
extranjero (E.U, España, Canadá y Venezuela), los reencuentros son inevitables,
compartimos lugares y actividades en común.
Durante
todo este tiempo, me convertí en un observador casi empedernido de cada uno de
ellos, algunos con más tiempo que otros por fuera de la ciudad, pero todos
coincidían en algo, que sabían todos los detalle de la ciudad, hasta a veces
creo que están más informados de las cosas que yo, que vivo aquí. Hablaban del Junior,
de la programación del carnaval, de las obras que se están haciendo en la
ciudad, de política, de los chismes del barrio, de las emisoras locales, de
todo saben.
Después
de gozar los Carnavales, visitar a sus familias y estar en la ciudad de sus
sueños, cada uno debe regresar a la ciudad que ahora los acoge, pero yo me preguntaba extrañado como están al tanto de las cosas que pasan a diario aquí?. Aplicando
mi inteligencia social logré que individualmente cada uno me descifrara el
misterio, es que mi cuerpo está allá,
pero mi mente siempre está aquí. Por cosas del destino les toca estar lejos de su patria, se convierten en embajadores mostrando las cosas bellas de su tierra.
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