Después
de dos años de no ver a mi hija mayor, quien está fuera del país, llamó un día para
decir que venía a casa de visita,
contento con la noticia, comencé a hacer el cronograma de actividades que
realizaríamos con ella y las cosas que le ofreceríamos para su estadía en la
ciudad que la vió nacer.
Acercándose
la fecha del viaje conversamos y me dijo que lo único que quería era volver a
comer las muñequitas de dulce (dulce de
arequipe) que yo le llevaba cuando niña; me sorprendí por el pedido, el cual
quiero confesar no lo tenía registrado en las cosas que quería ofrecerle, salí
a buscarlo, con tan mala suerte que no lo encontré... el sitio donde lo compraba
había desaparecido.
El
día que ella llegó fue por lo primero que me preguntó, para salir del paso le
dije en esto días te lo traigo, la verdad
era que estaba en un verdadero apuro pues
aun no los tenía, hasta que por fin los encontré; había que traerlas de
Cartagena porque aquí no lo hay me dijeron los dueños del establecimiento. Tráigalos
le dije pero que sea pronto!!
En
esa misma semana me trajeron el encargo, me presenté con mi estuche en el cual
iban las muñequitas de arequipe y cuando se las entregué, vi en sus ojos una
alegría, las tomó con tanta ternura y llamó a su hermana también mayor de edad
y entre las dos comenzaron a evocar situaciones en torno a ese pequeño dulce,
tantas emociones se confundieron en un solo abrazo, para ellas era el regalo
más preciado.
Realmente
me sentí como el autor de una canción que la hace para plasmar sus sentimientos
pero no espera que esa canción perdure
en el corazón de todos.
Habían
pasado algunos años y ese recuerdo estaba tan presente, que se impregnó profundamente
en sus corazones, decidí en ese instante continuar lo que sin querer había
empezado, entonces a mi hijo menor también le lleve de ese mismo dulce, ahora
si con la esperanza que en los próximos años culmine mi gran obra maestra, eternizar a través de un dulce ese cariño
hacia mí, que ya había logrado en mis otros hijos. Me quedó entonces una
lección de vida, son esos pequeños
detalles los que perduran en el corazón de los niños y se convierten en bonitos recuerdos cuando abandonamos la feliz
etapa de la niñez.
Giovanny Ferrer Castillo
Colaborador
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