Toda
mujer desde muy niña idealiza encontrar su pareja soñada, el hombre perfecto
con quien compartir sus días y sus metas juntos. Muchas veces se vuelven intransigentes y
rigurosas para su elección, casi que exigen un príncipe azul, pero cuando les llega les parece muy oscuro o muy clarito.
Bien
me decía Evelio, las mujeres quieren buscar a los hombres con una lámpara,
búsquenlo con un mechón para ver si así lo encuentran como ellas lo anhelan, en referencia a las exigencias que colocan
para conseguir a su pretendiente.
Transcurrido
un tiempo, inexorable tiempo que no perdona si no elige, les toca embarcarse en
el primer tren que pase agarrando lo primero que se le atraviese por miedo a la
soledad.
Similar
a la historia de la mujer que estaba en la playa y se encontró un saquito con muchas
piedras, en su andar quejumbroso fue arrojándolas
una a una al mar, al llegar a su casa
solo le quedaba una, la cual comenzó a detallarla y se dio cuenta que eran diamantes, quiso
recogerlas pero ya las olas las había arrastrado. Las cosas las tenemos en
nuestras manos y no las apreciamos, muchas veces las desechamos o las botamos.
Cuando
lo tenga a su lado analícelo, es una persona de carne y hueso, con virtudes y
defectos como cualquier otro, que no debe pensar, ni actuar como usted. La idea
es que tengan puntos en común y se vuelva tu complemento, así llegarás al altar
con un príncipe no tan azul… pero si uno real que te permita tener muchos
momentos felices; mirándolo de esa manera te auguramos un noviazgo eterno.
Por: Giovanny Ferrer Castillo
Colaborador
Excelente historia
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