lunes, 30 de octubre de 2017

El día soñado

Un domingo como cualquier otro, mientras preparaba el desayuno para los integrantes del hogar, les comenté que iba al servicio de la iglesia y regresaría a las 11 a.m., lo cual hice. Al regreso estaban cambiados y les pregunté  para dónde iban y me comentaron que también hacía parte del paseo, efectivamente habían programado que estaríamos juntos todo el día, incluyendo a ¨Choki¨, nuestra mascota.
A pesar que no se contaba con suficiente presupuesto, decidimos almorzar afuera, la comida fue excelente y el ambiente agradable.
Volvimos a  casa a recoger a  Choki, ya que esta era una tarea que tenían sus dueños pendientes de pasearlo, salimos rumbo al parque, fue una tarde maravillosa, jugamos, corrimos hasta el cansancio, un helado fue la despedida del parque. 
Al llegar a casa todos coincidimos en ver una película, los cuatros reunidos e inspirados, pero como a toda película hay que acompañarla, le tocó a Efraín cocinar las  palomitas de Maíz, que se convirtieron en el botín apreciado de los cineastas ocasionales en que nos volvimos.
Terminada la película valoramos la elección que hicimos y cuando nos dispusimos a dormir, surgió la siguiente frase “que día más agradable pasamos hoy… fue el día soñado”.  Con un beso nos despedimos y  fuimos a dormir.
Al despedirme de Choki vi que también movió su cola, me dije fue el día perfecto, realmente  no se necesita tanto dinero, ni regalos extravagantes y ostentosos para ser feliz. Se necesita es ganas de pasarla bien alrededor de la familia, por eso me fije como meta hacer lo posible por tener más días como estos,  con tan poco puedo dar mucho a mi familia y que ellos sean la prioridad en mi vida, sacar el tiempo de calidad necesario para disfrutar así sea un día; pero que ese día sea el día soñado para todos.

 

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