Las costumbres y tradiciones de los
pueblos recrean la historia que se teje a partir de los momentos cotidianos
vividos en cada lugar. Fiestas patronales, festivales de los productos que se
cultivan para el consumo de la familia, muestras folclóricas, artesanales y la
tradición oral tan importante para mantener viva la esencia cultural de la región.
Estas celebraciones se convierten en las
manifestaciones de fiesta y fervor para
disfrutar y compartir cada año.
Uno de
los pueblos con mayor historia es el municipio de Tubará, en el Atlántico; la
memoria de sus ancestros no recuerda con exactitud desde cuando el día de los
difuntos no es el 2 de noviembre como se conmemora en toda Colombia… Allá sus
muertos esperan unos días más para ser velados un día como hoy 23 de Noviembre.
No por capricho, ni rebeldía se dio este cambio de fecha… me contó un día mi
abuelo Marceliano, que en momentos en que los curas eran tan necesarios, pero
escasos, el municipio de Juan de Acosta, Piojó y Tubará compartían el mismo
sacerdote, por esos tiempos se habla del Párroco Francisco De Castro (imagino que no eran
muchos los muchachos que querían dedicarse al celibato y los que tal vez
querían los recursos económicos se lo impedían).
En vista que se cruzaban las
celebraciones del día de los difuntos, el Clero, decide
cambiar la fecha quedando así hasta nuestros días. Aunque les confieso que han llegado sacerdotes
con el ánimo de retomar la verdadera fecha, los tubareños mantienen su
costumbre de velar a los muertos el 23
de noviembre, no obstante algunos también lo hacen el día que es.
Lo cierto es
que hoy es un día diferente, la plaza se llena de vendedores de flores y
veladoras, desde muy temprano empieza el desfile de feligreses, en la tarde ya casi noche, se da la verdadera peregrinación de todos a visitar
a los que ya nos dejaron. Los muchachos y muchachas aprovechan para escaparse a tertuliar y pasearse por los
caminos entrecruzados del campo santo como laberintos abiertos que solo los que
somos de allá conocemos , los más viejos a comer naranjas y conversar con los
que hace un año no ven. Hoy el único lugar interesante es el cementerio,
iluminado, pintado y embellecido, se engalana con la visita de los vivos a sus
muertos, como muestra del amor que perdura más allá de la existencia.
Fotos : Mónica Coll Alba
Comunicadora Social-Periodista
Dios tenga en su santa gloria a todos los angeles que partieron al cielo
ResponderEliminarInteresante historia .no la conocia
ResponderEliminarExcelente
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