Acompañando
a Javier en su rutina diaria de registro de vacunación del ganado, llegamos a
Galerazamba, en Bolívar. Allí nos
recibieron unos pequeños ganaderos, amablemente ofrecieron unas sillas ancladas en un frondoso árbol para sentarnos, cuya sombra es apetecida para escapar
del fatigante calor, característico de
ésta región… mientras se recogía la
información, al fondo en la calle comenzó a sonar la música de viento, el
señor Israel aunque sentado empezó a mover sus pies, intervino su esposa aclarando que a pesar que
los muchachos apenas están ensayando las melodías, para el recorrido por las
calles de la población, pues ya se
avecinan las fiestas patronales, los cuerpos de los señores y señoras se
preparan para moverse al ritmo de las tamboras, trompetas y clarinete.
Es
que las fiestas patronales son la esencia misma de los pueblos por tradición y costumbres, donde todos se vuelcan
a la plaza principal con los mejores atuendos, sale a relucir la galantería y a
exponerse las artesanías autóctonas y la gastronomía propia de la región.
Cuando
se le habla de economía Naranja, término acuñado por Frank Sinatra que decía que “el color naranja es el color
más feliz”, este color es asociado a la cultura, identidad y a la creatividad para fusionarlo con la
economía.
La
verdad es que ellos no entienden esos
términos, solo saben que hay que guardar dinero para lucir la mejor pinta en
esos días y tener con que tomarse unos traguitos, otros van almacenando los
productos porque se avecina una época donde pueden obtener unos buenos
dividendos con la promoción de las fiestas y la llegada de los visitantes para
adquirir sus productos. Sin darse cuenta están inmersos en la mezcla de
economía y cultura, y sin proponérselo hacen parte de esa tendencia de las
empresas culturales.
Nuevamente
suenan los instrumentos, esta vez con el característico para paran pan pan,
para paran pan pan, para paran pan pan, uno de ellos se levanta al compás de la
música, bailando y gritando: ¡levántate cuerpo viejo que lo que viene es
fandango!!!!!.
Este
ambiente previo a las festividades presagia que van a hacer una de las mejores,
ellos nos invitan y ofrecen ser nuestros
anfitriones, tentación que nos pone a soñar y a imaginarnos como protagonistas
en medio de la multitud moviendo nuestro cuerpo al son de la música. Seguramente
regresaremos a disfrutar de sus festejos,
pero mientras hay que continuar con el trabajo y así tener dinero que gastar el día de las
patronales.
Por: Giovanny Ferrer Castillo
Colaborador
Buena narrativa de nuestra cultura costeña.
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