Pensando en los conceptos de cultura e idiosincrasia de los pueblos, para recrear mis escritos, recordé un hecho que en el momento no fue de mi agrado y que me llevó a manifestar el descontento por la forma de “ofender “ a la gente, creía yo; es simplemente un suceso con mi padre, donde un ex compañero de trabajo al preguntarme por él, no lo relacionó con su nombre Elías Vargas, si no por su apodo de “El Burro Elías”, después de enviarle saludos, también se acordó del Mico.
El apodo que caracteriza a la familia Vargas Carpintero, se lo debemos a mi abuelo, quien en ese
momento no tenía animal de carga y le tocaba echársela al hombro, por lo cual se jactaba al decir que
tenía más fuerza que un “Burro”, de ahí que quedara bautizado con este
remoquete.
Aunque no se trata de la creación de un zoológico como el de Barranquilla o el de Cali, con animales salvajes y exóticos, si hacemos un recorrido por las calles de Tubará, podemos encontramos al Caballo, la Ardilla, el Conejo, los Pollos, la Gallina, el Gallo, el Tigre, El Panda, la Babilla, el Sapo, el Gato, el Perro, la Zorra, el Tucán, el Barraco, el panda, el torcazo, el pavo,(los más populares y que a mi memoria vienen), caminando tranquilamente, lo que parece un Zoológico, tal vez lo es, pero de apodos. Y eso que de aquí se nos escapó un pájaro… El pájaro Carpintero para alegrar con su fútbol en otras tierras.
Tubará
es de esos pueblos tradicionales dónde todos se conocen, y la camaradería y la
mamadera de gallo hacen parte de su diario vivir, y la mayoría de la gente tiene
su apodo a excepción de un señor que se ufanaba de ser el único que no tenía
apodo, y se quedó “el único”.